La leche limpiadora es un producto de limpieza y cuidado facial que tiene como función principal limpiar la piel a profundidad, ya que además de restos de maquillaje, arrastra la suciedad provocada por agentes externos que a lo largo del día se acumulan en la superficie cutánea como restos de polvo, sebo, polución y suciedad en general.
Una piel limpia y libre de impurezas es el mejor lienzo para aplicar cualquier producto cosmético, incluyendo cremas, tratamientos o maquillaje. Todos los tipos de piel lidian a diario con diferentes agresiones del ambiente y si no mantienes una óptima limpieza de tu cutis, se terminará resintiendo y mostrando un aspecto poco luminoso y poco saludable.
Si la piel no se limpia de una manera adecuada, se dará lugar a que toda la suciedad de cada día se vaya acumulando en la piel y a su vez obstruyendo los poros poco a poco. De esta forma, comenzarás a lucir una piel congestionada, apagada y sin vida, pero además al estar obstruida por impurezas, tu piel no podrá absorber de manera correcta los beneficios y efectos de otros productos y cosméticos de posterior aplicación.
La leche limpiadora es un producto de uso diario y altamente recomendado en pieles secas, deshidratadas, sensibles y/o maduras por sus propiedades hidratantes y suavizantes, además de que no reseca la piel como ocurre con los geles o jabones tradicionales.
Modo de uso
Lo ideal es que si estás maquillada, primero retires ese maquillaje con tu desmaquillante favorito, para posteriormente comenzar con la acción de limpieza colocando la leche limpiadora en la piel, extendiendo todo el producto sobre rostro y cuello con movimientos suaves, circulares y en sentido ascendente desde el interior del rostro hacia afuera, para finalmente retirar toda la leche con almohadillas de algodón humedecidas para arrastrar posibles restos de maquillaje y suciedad. Ya con la piel limpia, podrás continuar con la aplicación del resto de tus productos de cuidado facial.
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